Sentimientos
que nos martirizan, la complejidad de llegar a entenderlos, intentar
buscarles el sentido, el significado. Pasan
días..., meses..., años.. o... toda una vida hasta que comprendemos
algo. Ver
la luz es un refugio donde calentarse un poco. Pero
hay que seguir, y la claridad nos permite ver muchas puertas cerradas y demasiados caminos... Y no sabes cuál elegir... Queda poco tiempo y
el miedo a equivocarse es cada vez mas grande... Y mueves un pie..., y
no te atreves a terminar el paso..., y miras el reloj... Y miras las
puertas que quieres cruzar y están cerradas..., y quieres abrirlas o
derribarlas... Porque lo que realmente quieres está ahí..., y piensas
en lo inútil de tus deseos..., y miras el reloj..., y miras los
caminos..., y vuelves a iniciar un paso que se queda en el aire..., en
el miedo... Y miras el reloj... Y
te das cuenta que comprender no basta, que comprendiendo no aprendes más que a ver con carácter retroactivo, que vuelves a tener las
mismas dudas y a cometer los mismos errores una y otra vez, ahora
agraviados por un reloj que parece correr cada vez más deprisa. Y
entre los errores cometidos descubres actitudes aprendidas y odiadas que aún te deprimen más al comprender que en las brumas recogemos
tormentas que fecundamos proyectándolas, sin darnos cuenta, o sin
poder evitarlo, hacia quien se nos acerca. Y
mientras todo esto ocurre...: el pie quieto..., queriendo pisar firme y
aplastar angustias..., pero retenido en el aire por el miedo a volver a
sentir tanto dolor y perder un valioso tiempo... Y miras el reloj... Y queriendo vivir, estás muriendo...
© A. Estrada
Poema recogido en mi primer poemario: "Sentimientos de cristal" |
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